Estamos por estos días celebrando un nuevo aniversario de la Batalla de Rancagua, que como sabemos marca el término de la denominada Patria Vieja.
Las circunstancias en ella vividas, muestran la visión de un Bernardo O´Higgins, quien con la inmensa responsabilidad de conducir la tropa a su mando, esperanzado en el segundo día de combate, esperaba la llegada de refuerzos que aliviarían los angustiantes momentos que se vivían.
Era nuestro prócer simplemente un soldado, que se había comprometido con la causa libertaria y que producto de las circunstancias vividas, en dos años de guerra transcurridos, estaba frente a un momento histórico.
La torre de la iglesia la Merced, fue el atalaya en la que comprobó que los prometidos refuerzos no llegarían.
La desmoralización y la angustia cundieron en sus tropas ya alertadas por un vigía. Entonces, Bernardo el soldado de la Patria naciente, bajó los peldaños del campanario y al hacerlo, sin saberlo se convirtió en héroe, cuando al llegar a las trincheras supo insuflar en sus subordinados el convencimiento que mientras estuvieran vivos, las esperanzas de libertad seguían presentes, rompiendo el cerco hacia la inmortalidad.
Su ejemplo nos dice que por difíciles que sean las circunstancias, Chile siempre está primero.
ANTONIO YAKCICH FURCHE
Presidente del instituto O´Higginiano de Rancagua