Por Alicia Stipicic
Concejal de Punta Arenas
Hace 211 años un acontecimiento capital en la historia de nuestra Patria marcaba su devenir, el cual marcó para siempre nuestro carácter de nación y república independiente, en donde un proceso mayor se desencadenó y recordamos.
El 18 de septiembre de 1810 se realizaba la primera Junta Nacional de Gobierno, el entonces Reino de Chile ratificaba su lealtad al Rey Cautivo, al mismo tiempo manifestaba su capacidad de autogobierno y determinación, Chile tomaba las riendas de su destino forzado por el caos en Europa producto de las Guerras Napoleónicas y la necesidad de mantener un gobierno lejos de la metrópolis que estaba en caos.
La Junta Nacional de Gobierno presidida por Toro Zambrano no es un hecho más, es producto de una época de convulsión y complejidad, en donde la Capitanía General tuvo que ser gobernada por el bien de sus habitantes. Este hecho dio paso a la conformación de un Ejército, cuyo comandante en Jefe fue Mateo Toro Zambrano como Brigadier Mayor, también la conformación de institucionalidad territorial, lo que dio origen al congreso nacional un par de años después en donde las ideas de República e Independencia fueron forjando adeptos y tomando fuerza.
El proceso iniciado en lo que hoy denominan los historiadores como “Patria Vieja” no fue menor, conformando una organización en el territorio, el cual estuvo fuertemente ligado a nuestra vocación marítima, herencia que nos entregó el otrora Imperio Ultramar Español.
La libertad de comercio en los puertos, así como la conformación de un aparato eminentemente marítimo, nos une a aquellos precursores de una nación independiente, pues hoy nosotros surcamos las aguas que ellos soñaron y visualizaron como la ruta de progreso de un Chile próspero, libre y en paz, aún en estas australes zonas donde las orillas del Estrecho donde nuestra querida ciudad de Punta Arenas es una perla fundamental.
Carrera, O’Higgins, Henrique, Salas, Acuña, Prieto, Pinto, Freire y otros tantos serían protagonistas y actores en un proceso complejo, lleno de problemas y desafíos, unidos por un ideal de Patria del cual somos herederos, acción que nació desde las cenizas tras el desastre de Rancagua en 1814 y que se consolidó en los campos de Casas de Chacabuco en febrero de 1817 y posteriormente Maipú en abril de 1818.
Tal como se señalará el Capitán General Bernardo O’Higgins “mil de estos triunfos de nada valen si no controlamos el mar”, la formación de nuestra Armada es producto de este pensamiento trascendente, en donde la amenaza de una restauración Hispana estaba latente, asumiendo un rol activo en el mar, mostrando capacidad, sacrificio, entrega y consciencia de los actos que día a día fueron forjando nuestro Chile hasta ser reconocido como uno, libre y grande.
El mar es un continuo universal por el cual se unen civilizaciones, eso estaba claro desde el descubrimiento del Estrecho de Magallanes, siendo parte del pensamiento de O’Higgins transmitido a Bulnes en el Perú tras la victoria chilena en los campos de Yungay. No es por lo tanto casual que una de las últimas palabras de O’Higgins hayan sido “Magallanes, Magallanes, Magallanes”, forjando desde esta ruta su consolidación territorial y también su proyección más allá del Drake, siendo parte fundamental de un proceso que culminó recién en 1843 con la toma y posesión del Estrecho de Magallanes, hazaña llevada a cabo por el Gobernador Marítimo de Chiloé y Capitán de Puerto de Ancud, Comandante John Williams.
Es por lo cual no conmemoramos una fecha cualquiera, es un hito fundamental para nuestra Patria, nuestro pabellón y la historia que estos representan, la conjunción de acciones que hoy nos dan sentido en nuestra labor, servicio y sobre todo lo que significa Chile, nación que crece y progresa a través del mar, del cual somos custodios en esta zona austral y remota, maravillosa y desafiante, en donde cada uno de nosotros pone lo mejor de sí para los altos destinos de la Patria.