Durante este mes de agosto se han conmemorado los 80 años del Colegio de Arquitectos de Chile, con diversas actividades y encuentros organizados por la Delegación Zonal Magallanes y con importante apoyo de la UMAG, que han permitido la reflexión y conversación propositiva y multidisciplinar respecto al presente y futuro urbano – territorial de la ciudad de Punta Arenas y su región austral y antártica.
Los desafíos de una mejor ciudad tienen oportunidad de avanzar en una visión urbana sustentable y complementaria, con un paisaje de alto valor que conviva con el desarrollo económico, pero que permita superar la mirada del histórico extractivismo cortoplacista de siglos pasados.
En un enfoque más amplio, el enorme potencial del territorio magallánico – límite sur del continente americano – permite una nueva mirada geopolítica, demostrando una capacidad de crecimiento sustentable en un escenario continental y global de cambios, desde un extremo o fin del mundo que puede transformarse en el nuevo centro del desarrollo sustentable, de las energías renovables, almacén alimentario, reserva de agua y tantos otros potenciales que perfectamente pueden ser investigados, desarrollados e implementados en Magallanes.
En este sentido, la oportunidad de establecer un ordenamiento adecuado para la nueva industria y sus infraestructuras asociadas, de conectividad terrestre y marítima, implican -antes de que ocurra- una coordinación intersectorial donde el interés privado y público se complementen por un desarrollo que prevenga y evite saturaciones innecesarias, correcciones tardías, privatización excesiva del borde costero o la duplicidad de muelles e instalaciones industriales con un mismo destino a lo largo del Estrecho, lo que sin duda obliga a un acuerdo amplio y coordinado que debe comenzar cuanto antes, para establecer los nuevos polos industriales, complementarios a los núcleos poblados, a los sistemas portuarios existentes y a las zonas protegidas terrestres y marinas.
Además, el crecimiento demográfico -que incluso podría duplicar la actual población en los próximos 15 años-, implica preparar urgentemente a las ciudades magallánicas que recibirán estos nuevos habitantes, evitando tantos desordenes urbanos que de entenderlos y afrontarlos podemos prevenir y resolver, con tal de promover en cambio, una densificación equilibrada e inteligente de las estructuras urbanas ya existentes, para aprovechar las ventajas de la ciudad compacta con sus menores tiempos de viaje, el ahorro de energía o el acceso equitativo a los equipamientos, oportunidades y servicios urbanos.
En definitiva, mientras antes se inicie este espacio de coordinaciones y acuerdos, mayor será la certeza que permita su adecuada implementación, y es precisamente esa la invitación que queremos hacer para que las instancias y liderazgos representativos locales, capaces de resolver estas condiciones de transformación, nos sumemos creativos y entusiastas a aprovechar colectivamente esta oportunidad única de avanzar en las mejores ciudades y territorios que soñamos y que Magallanes puede liderar.