Basta darse una vuelta por el centro de la ciudad para constatar la cantidad de locales comerciales que se arriendan o venden.
¿La explicación? Generalmente apunta a dos factores: primero, el estallido social, que fue de la mano con la destrucción de muchos locales y el vandalismo que semana tras semana se apoderó de la llamada “Zona 0”. Luego, cuando la situación empezó a mostrar una pequeña estabilización, vino el golpe de gracia: la pandemia por el Covid-19.
La cuarentena y confinamiento prolongado de los habitantes de Punta Arenas hicieron retroceder lo poco que se había avanzado, y algunos comerciantes que arrendaban se vieron en la obligación de entregar los locales.
Algo parecido ocurrió con las viviendas particulares. Jefes de hogar cesantes que alquilaban, devolvieron la casa o pidieron rebaja del canon mensual.
Una de las comerciantes que hoy mira el próximo cierre de su local es Adriana Baleta, quien cerrará su boutique el 31 de este mes porque no puede mantener su local ante la baja en las ventas.
“Para hacerlo funcionar necesito tener utilidades de $3 millones al mes para pagar el arriendo, sueldo y gastos. Aunque me bajaron un 40% el arriendo, sin que lo alcance a pedir, no puedo seguir manteniéndome”, describe la comerciante que estuvo 16 años con su local en calle Bories esquina Croacia y antes tuvo su local por una década en la Zona Franca.
Recuerda que desde que comenzó el estallido social hubo repercusiones en las ventas, aun cuando reconoce que tuvo periodos de buena venta a pesar del momento social que se vivió. Sin embargo, enero fue malo por una baja en los ingresos, al igual que febrero y marzo sólo vendió un poco porque la gente comenzó a hablar de la pandemia y dejó de vitrinear. Ella optó por cerrar la tienda el 18 de marzo.
“Las cinco semanas de cuarentena fueron el golpe definitivo al negocio y tomé la decisión de cerrar. Ahora estoy aliviada y contenta de haber tomado la decisión”, admite luego de haber renegociado con el banco, haber devuelto parte de la mercadería y tener los dineros para cumplir con el finiquito de su única dependiente que ha trabajado por años con ella.
“Claramente para el que debe pagar arriendo y hoy gana cero es impracticable que pueda mantenerse en estos cinco meses desde que se declaró la pandemia”, dice Adriana Baleta.
Sector inmobiliario
El dueño de Roma Propiedades, Heriberto Hurtado, reconoce que el rubro inmobiliario se vio bastante afectado por los vaivenes de la economía. “Mucha gente despedida empezó a entregar sus casas, porque se tuvo que achicar y optan por irse a vivir con el suegro, la casa de la madre y otros que no pueden desarrollar su giro comercial. Hoy, por ejemplo, en el mercado hay muchas casas para arrendar, porque el mercado no está muy fluido”.
Antes podía promover una casa o departamento en arriendo una semana, ahora puede pasar hasta un mes. “Incluso hemos mantenido todos los valores, ninguno se ha subido. Ni nuevo ni antiguo, desde marzo. Algunos clientes llegan a acuerdo con los dueños y les rebajan la mensualidad, sobre todo en locales comerciales”.
Lo que sí, resalta Hurtado, es que la gente no ha dejado de pagar. Todo se conversa y se ve caso a caso.
Además, menciona la gran cantidad de casas y departamentos que ha entregado el Serviu y municipio, “y esto hace que hoy haya más oferta que demanda, que normalmente era al revés en Punta Arenas, lo que hacía que los arriendos fueran más caros”.
Jorge Britos Barroca, con 20 años en el rubro inmobiliario y desde 1989 en Punta Arenas tras llegar desde su natal Entre Ríos, Argentina, destaca que Magallanes es diferente al resto del país, deja en claro, y que si bien hay gente complicada con sus trabajos, no ha tenido una baja muy grande por problemas de pago. Sólo casos muy puntuales, incluso algunos clientes suyos están recibiendo ayuda estatal.
La visión que tiene a partir de su experiencia, es que los arriendos particulares han andado bien, y aun cuando algunos han entregado, llegan otros. “Está viniendo mucha gente del norte, personas que se vienen a instalar o empresas que traen trabajadores de afuera”.
Sobre locales comerciales del centro de la ciudad, dice que “tuvimos problemas con el estallido y pandemia, pero los que están cerrados son por Salud, como cafés, pero el resto están operativos”.
En todo caso, añade, “no vamos a tapar el sol con un dedo, pero nuestra realidad local no es como en otras regiones. Acá siempre ha sido una situación muy especial. Es la primera vez que nos pasa algo así, pero soy muy optimista de que seremos una de las primeras regiones en salir adelante”.