Los desnudos e inhóspitos cerros patagónicos del valle de Las Chinas, al interior de Puerto Natales, en nada recuerdan el frondoso paisaje que dominaba esa área hace unos 66 millones de años. Una época en que esa zona de la Patagonia estaba dominada por el delta de un gran río. “Era muy ancho, como el del Nilo, con abundancia de palmeras, pero también araucarias y nothofagus, y también repleto de animales”, cuenta Marcelo Leppe, paleontólogo y director del Instituto Antártico (Inach).En esos tiempos, la especie dominante eran los dinosaurios, pero también había pequeños mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Todo ese ecosistema cambió abruptamente. La teoría dice que el clima se enfrío, el nivel del mar descendió y se produjo un istmo como el de Panamá, que comunicó temporalmente Sudamérica con la Antártica.
Vestigios geológicos, paleoclimáticos y paleontológicos de todo ese cambio, junto con las razones que lo explicarían, es lo que rastrea desde 2010 un equipo internacional multidisciplinario de científicos -coordinado por el Inach y la Universidad de Chile-, en el marco de uno de los proyectos Anillos de Investigación en Ciencia y Tecnología, (el 172099), financiado por Conicyt.
En una primera etapa se concentraron en el área de cerro Guido, pero ahora el trabajo se ha desplazado hacia el norte, al valle de Las Chinas.
De cuello largo
“El clima de este año es lo peor que nos ha tocado en nueve campañas”, dice Leppe. “Hubo tres días de nieve continua y se acumularon más de 30 centímetros. Había muy poca diferencia con un campamento antártico”, cuenta.
Por eso aprovecharon a fondo los días que estaba despejado. “El objetivo de la campaña de este año fue trabajar en unos sitios que habíamos encontrado los años anteriores, con una diversidad de dinosaurios y otros animales. Por lo tanto, llevamos un equipo multidisciplinario y varios estudiantes para poder trabajar”, detalla Sergio Soto, paleontólogo de la U. de Chile.
Cuenta que al menos rescataron los restos de dos ejemplares de dinosaurio de cuello largo (saurópodos), representantes del grupo de los titanosaurios, que pudieron medir en torno a los 20 metros de largo. “En particular encontramos un fémur, vértebras y una cola articulada”, detalla.
Además hallaron varios huesos de dinosaurios carnívoros (terópodos) y herbívoros (ornitisquios). “Pero lo más novedoso respecto de las campañas anteriores es que encontramos fósiles de pequeño tamaño, vertebrados que probablemente corresponden a aves y a otros grupos como reptiles”. En el caso de los mamíferos, encontraron las que podrían ser nuevas especies con tamaños que varían desde un ratón hasta el de un coipo.
En cuanto a las aves, en un bloque de roca identificaron varios huesos correspondientes a un mismo animal, que tal vez corresponda a una nueva especie. “Esto es muy interesante porque el grupo de las aves actuales aparece en la época de los dinosaurios, pero hay muy pocos vestigios de su presencia”, explica Soto.
Aunque existían estudios geológicos previos del área, han sido las últimas campañas las que revelaron su real importancia. “El trabajo en terreno involucra caminar mucho y saber buscar”, dice Soto. “Si uno quiere encontrar dinosaurios tiene que buscar rocas de al menos 66 millones de años y de ambiente continental, que era donde vivían”.
En ocasiones también encuentran huesos rodados; se trata de restos aislados que cayeron desde algún estrato geológico cercano. A veces están a unos pocos centímetros y en otras oportunidades a varias decenas de metros.
Esta última campaña también reveló la primera evidencia continental directa del límite K/Pg en Chile. Esto significa el momento geológico mismo de hace 66 millones de años, cuando se extinguieron los dinosaurios por la caída de un asteroide y una sucesión de megaerupciones volcánicas. “En las altas latitudes del hemisferio sur hay muy pocos depósitos del final de la era de los dinosaurios con registro continental, la mayoría son marinos”, destaca Leppe.