En medio de la naturaleza, rodeado de hermosos paisajes, montado sobre un caballo, acompañado de la gente que le quiere y que además aquello mejore tu desarrollo cognitivo, físico y emocional, parece un sueño difícil de lograr en especial para niños que han nacido con capacidades diferentes.
Ello se logra con la equinoterapia, una terapia integral que está favoreciendo a 12 niños del Centro de Rehabilitación Cruz del Sur de Puerto Natales y que se desarrolla en el Centro Ecuestre Los Alazanes que funciona en el camino 4 de los Huertos Familiares, específicamente en el huerto Nº241, lote A-1 y B- 4.
Las sesiones comenzaron en agosto y se prolongarán por cuatro meses en esta primera etapa. Los miércoles de cada semana los niños llegan hasta el lugar a participar de una sesión de 30 minutos. Los pequeños montados en un manso caballo, son acompañados de profesionales del Centro de Rehabilitación y de los funcionarios del Centro Ecuestre. El objetivo es que el niño en todo momento se sienta seguro mientras va interactuando con el animal. Lo anterior se hace al aire libre con una espectacular vista al canal Señoret y al seno de Ultima Esperanza.
Un sueño hecho realidad
La propietaria del Centro Ecuestre, Lynn Thornton, señaló emocionada que “es tremendamente enriquecedor para el alma cuando ayudas a alguien, pero ello se multiplica cuando lo haces con niños con capacidades diferentes”.
Lynn, oriunda de Viña del Mar, llegó en 2007 a Ultima Esperanza a trabajar como guía de turismo (estudió ecoturismo). Siempre tuvo el sueño de tener un Centro Ecuestre como el que hoy dirige, ya que desde pequeña era tal su pasión por los caballos, que sus padres la inscribieron tempranamente en clases de equitación.
Para lograr su sueño contó con el apoyo de su esposo Juan Pablo Araya y lo concretó luego de nacer su hija Luna, que ahora tiene tres años.
En Ultima Esperanza finalmente fue dueña de un caballo, que le regaló su esposo para la Navidad de 2013. Se trata de Wayra, quien “es la ama y señora del centro ecuestre”. Luego le regalaron una potranca, llegando finalmente a tener tres ejemplares. Una amiga le pidió si podía enseñarle a sus hijos andar a caballo. Tanto los niños como ella quedaron fascinados con las clases. Desde ese momento corrió la voz y poco a poco fue creciendo el interés, ya que existía una demanda insatisfecha de aprender a cabalgar a través de un método de aprendizaje.
Finalmente decidió dedicarse de lleno a este nuevo emprendimiento. Comenzó con 12 alumnos, número que ha ido en aumento en el tiempo. Se ha adjudicado fondos de apoyo al emprendimiento, el último de ellos de Sercotec con el cual construyó las pesebreras. En medio de ello surgió un gran apoyo por parte de su hermana que se asoció con ella.
Aunque no lo recomienda, casi al mismo tiempo decidieron junto a su esposo tener a su hija, comprar un huerto, construir su casa propia y levantar el centro ecuestre.
Hoy, en este último ofrece sanación y Reiki; terapias con caballos, canalizaciones; meditación, coaching y yoga a caballo.
Además se ofrecen clases de equitación para niños y adultos desde principiantes a avanzados. Las clases son principalmente particulares para luego efectuarse en grupos y niveles. Se ofrece, además, pensión de caballos; entrenamiento de salto y enduro; tienda de accesorios, talleres y capacitaciones de equinoterapia. Los interesados pueden consultar y hacer sus reservas en el fono 974972006 o en el facebook @ecuestrelosalazanes.
Trabajo con niños
La hija de Lynn nació con un síndrome por lo que debió concurrir con ella al Centro de Rehabilitación. Allí surgió la idea de ayudar a los niños con la equinoterapia. Entendiendo el elevado costo que significaría para los papás financiar ese tratamiento, ella comenzó a buscar vías de financiamiento, lo que se logró a través de un proyecto financiado por el FNDR. La idea es volver a postular para darle continuidad a la terapia.
La coordinadora del Centro de Rehabilitación, Ruth Ubal, manifestó que junto al Centro Ecuestre Los Alazanes formularon el proyecto para trabajar con doce usuarios. La iniciativa surgió entre Lynn y la médico fisiatra Marina Depolo. El proyecto se inició el pasado 7 de agosto. Sobre la iniciativa destacó que la equinoterapia tiene múltiples beneficios desde lo psicológico, social, físico y sensorial. Ahora hay que ver cómo se cumplen los objetivos porque hay que elaborar un plan de tratamiento acorde a las necesidades de cada usuario, reevaluar en el tiempo y ver si esos beneficios se van cumpliendo.
Añadió que la idea es continuar con esta terapia para los niños del Centro de Rehabilitación Cruz del Sur.
Quienes ya ven los resultados son las mamás de los pequeños. Para Carmen Maldonado era un anhelo que su pequeña, Constanza (quien sufre de epilepsia), pudiese optar a un tratamiento de equinoterapia. Incluso consultó si continuaba esta labor en el Destacamento Lanceros donde se realiza desde hace muchos años. Por ello su alegría al saber que su pequeña iba a recibir este tratamiento. El miércoles pasado no podía ocultar su emoción al ver cabalgando a Constanza.
“Es muy bueno para los niños. Estoy feliz que ella haya sido elegida para esta terapia. Ella está contenta y habla todo el día de los caballos. Lo otro que me gustaría ahora sería que se habilitara la piscina del Centro de Rehabilitación”.