Por Antonio Yakcich Furche
Presidente Instituto O’Higginiano de Rancagua
A lo largo de nuestra historia como país independiente, hemos demostrado una corta memoria, o nula en muchos casos, que nos hace olvidar los hechos que desde el pasado nos iluminan.
Un ejemplo de ello es el olvido que sufrió nuestro Padre de la Patria, desde que iniciara su voluntario ostracismo en Perú, lo que se materializó claramente en el hecho que sus restos mortales, quedaron en el Cementerio Presbítero Maestro de la ciudad de Lima por más de 26 años, sin que regresaran a su suelo natal.
Parecía entonces, como parece ahora, que su vida, plena de ejemplos en los más variados ámbitos, incomodaba a muchos, que desconociendo su obra, no la aprovechaban como referencia válida.
Luego de tantos años transcurridos, Bernardo O’Higgins no ha perdido vigencia, sus ideas republicanas, sus concepciones geopolíticas, su visión de un Estado equilibrado en los tres poderes que le son propios, el orden social, el respecto a las ideas, el progreso material de sus habitantes, el resguardo de sus más puras tradiciones, la mantención de la soberanía, entre otra infinidad de conceptos, evidencian dicha vigencia.
Entonces el mensaje es solo uno, no volamos a olvidar a quien nos entregó las bases de lo que hoy somos como nación.