Por Antonio Yakcich Furche
Presidente del instituto O’Higginiano de Rancagua
En los tiempos actuales estamos acostumbrados a medir o parametrizar todo, dando con ello un sentido material a nuestro entorno.
Podríamos entonces medir la obra material de O’Higgins, a fin que las generaciones del presente y del futuro puedan concretamente valorarlo.
Pero no sería lo más importante, ya que su verdadero legado está en el terreno de lo intangible, siendo aún más preciso, en el ámbito de lo valórico.
Como muestra un botón, Bernardo nos legó la libertad, que muchas veces no se valora hasta que se pierde, siendo por lejos lo más preciado de su legado.
También nos entregó como herencia la valorización concreta del concepto Patria, la que es en esencia la fuerza que mueve a este país llamado Chile, en la búsqueda de un futuro siempre mejor para sus habitantes.
No existe una sin la otra, la libertad es consustancial a la Patria, como también es el punto de inicio para darle vida y sentido, para luego estructurar el sistema de gobierno que más acomode a los intereses de cada país.
Chile nació por tanto de la mano de O’Higgins y muchos otros patriotas, que creyeron en un proyecto libertario que hasta el día de hoy permanece.