O’Higgins: “más por el honor de ella, que por el mío”

Cuando O’Higgins, el ya anciano ex Director Supremo de Chile vivía su voluntario ostracismo en Perú, fue visitado por el General José María de la Cruz, quien siendo un  niño había combatido con él en el Roble, para posteriormente ser su edecán cuando ostentó el poder político.

Señala emocionado de la Cruz, la impresión que se llevó al convivir con él y hablar del regreso a su tierra natal.

El prócer estaba claro que iría de visita y volvería a morir en Perú, donde estaba la fuente de su sustento, por lo que pensaba pasar solo un  verano en su país, visitando la Alameda y los lugares donde se desarrollaron los hechos de armas en que participó.

Pretendía despedirse de sus paisanos antes de regresar y morir, incluso de sus enemigos si aún los tenía, pese a que él manifestaba que no era enemigo de nadie.

Creía, tal como se lo dijo a su antiguo edecán, que el hecho que se le restituyeran los grados militares antes de morir, grados que le habían sido quitados injustamente, no era un homenaje a él, por el contrario, era por el honor de su Patria, ya que sería impensable que la historia dejara de mencionar lo que él había hecho como Capitán General de sus Ejércitos.