Por Antonio Yakcich Furche
Presidente del instituto O’Higginiano de Rancagua
La historia del proceso de independencia nacional es no solo interesante, sino además cautivante, constituyendo en sí misma una fuente de constante inspiración en el presente.
Dentro de los personajes que le dieron vida, encontramos a O’Higgins, quien emergió de dicho proceso como el principal e indiscutido líder.
Pero es conveniente tener presente que dicho liderazgo no fue buscado por él, de hecho, ni como político en su condición de Diputado en el Primer Congreso Nacional, ni como militar patriota una vez iniciadas las hostilidades.
Sus condiciones como ser humano y su ausencia de ambiciones personales, lo fueron proyectado natural y espontáneamente hacia el liderazgo del bando patriota.
Basta recordar su contribución casi anónima al mencionado Congreso y su espontánea reacción en el Combate del Roble, cuando sin proponérselo se vio enfrentado a una situación de inminente derrota, trocada en victoria producto de su reacción.
Pese al paso de los años y en contra de la tendencia actual, de aparición de líderes impuestos por determinadas circunstancias, aún existe la posibilidad que ellos se generen espontáneamente, surgiendo ciudadanos que tienen como referente, el bien del país por sobre de sus propios intereses.
