“Se encuentra suficientemente justificado que el sacerdote Rimsky Rojas estuvo involucrado en la desaparición de Ricardo Harex”

“Se encuentra suficientemente justificado que el sacerdote de la Orden salesiana, Rimsky Rojas Andrade, estuvo involucrado, con algún grado de participación, en la desaparición del menor de edad Ricardo Alexis Harex González”.

Así lo estableció la ministra en visita, Marta Jimena Pinto, en el auto de procesamiento conocido esta semana, investigación que le llevó a inculpar al obispo emérito de Punta Arenas, Bernardo Bastres, junto a otros dos sacerdotes y cuatro carabineros, como encubridores del delito de sustracción de menor.

Tras un pormenorizado relato construido sobre la base de cientos de declaraciones, pericias e informes, la ministra esclarece que, a partir de la concurrencia de Ricardo al Esso Market, se produce su desaparición y fundamenta que Rimsky Rojas, entonces director del Liceo San José, participó en ella. 

“Era muy difícil ir contra la iglesia, porque en esa época los curas eran intocables y se le bajó el perfil a la investigación”.

Así relata un funcionario policial lo que habría dicho el entonces comandante Peña Monsálvez respecto de las indagatorias en torno al caso Harex y la participación de Rimsky Rojas.

A casi 21 años desde que Ricardo Harex saliera de su hogar para ir a un cumpleaños y desapareciera, la lectura del auto de procesamiento permite formarse una noción de lo que pudo haber pasado con el estudiante salesiano.

Rimsky en el lugar de la desaparición

Lo primero que establece la ministra es que Rojas estuvo en los alrededores de la fiesta de cumpleaños a la que concurrió Ricardo Harex. 

“… Durante mi turno esa noche, más o menos a las 24 horas, aproximadamente, o 23:30 horas, vi un auto que estaba mal estacionado en la calzada, para el lado de Playa Norte, cerca de Caupolicán. Me llamó la atención, me bajé y le llamé la atención al conductor, que era un hombre de civil, le dije que se retirara porque estaba mal estacionado y que si seguía ahí le cursaría una infracción. El me contestó algo así como: “Cuidado que yo soy el Director del Liceo San José ”, entonces yo le manifesté en un tono más calmado que de todas maneras se retirara de allí porque estaba mal estacionado y él se fue, no sé en qué dirección se iría. Este hombre no vestía sotana…”, declaró el Carabinero Arturo Valdivieso Núñez (fallecido).

Se añade la declaración de Cristián Pérez Huerta, ex seminarista, quien la noche que desapareció Harex se fue a acostar pasadas las 22:30 horas, pero no recuerda haber visto al padre Rojas en la comunidad.

También está la declaración de Ana Alvarado Cáceres, cónyuge del Carabinero Valdivieso, quien señala que su marido le relató su encuentro con Rojas. “…Era aproximadamente las 03:30 horas de la madrugada, y mi marido le contestó al cura que no tenía nada que andar haciendo en el lugar, ya que sus alumnos son alumnos de lunes a viernes y que el fin de semana no era problema suyo, y le pidió que se retirara del lugar… Este comentario me lo hizo mi marido a modo de opinión, ya que encontraba raro que un cura anduviera detrás de sus alumnos los fines de semana en la noche. Días después mi marido se entera que desde esa fiesta se había perdido un muchacho e incluso hizo el comentario: ‘Me tinca que ese cura maricón está metido, porque no tenía nada que andar haciendo ese día en la noche en el lugar que desapareció el muchacho’”. 

Influencias y contactos 

Para dejar de manifiesto el poder de influencias y contactos que tenía Rojas en aquella época en Punta Arenas, se citan declaraciones de ex alumnos, como Nicolás Chavarría Gallardo, quien hizo ver que cuando tenía 17 años estuvo involucrado en un accidente y que llegaron al lugar sus padres y el “cura Rimsky” y nunca se adoptó un procedimiento por tal incidente, pese a ser menor de edad y tener una licencia que exigía que condujera acompañado de un adulto.

Un testigo reservado entregó antecedentes del vínculo entre Rojas y funcionarios de Carabineros, quienes lo llamaban cuando algún alumno del Liceo San José estaba involucrado en algún hecho para que se hiciera cargo de ellos.

Se añade las declaraciones de Enrique Monras Alvarez, Capitán de la SIAT en la Primera Comisaría de Punta Arenas, quien precisa que escuchó rumores sobre Rojas en Valdivia, entre 1996 y 1999, y que cuando se trasladó a nuestra ciudad recibió llamadas de él.

Raúl Navarro Barrientos admite haber fotografiado el expediente de la causa, por orden de Rojas, y comenta que éste sólo le tenía respeto al padre Natale Vitale, de la inspectoría de Santiago. “Incluso, había sido trasladado por los sacerdotes de Chile, pero Rimsky tenía cuñas en el Vaticano y consiguió que le dejaran más tiempo, así pasó a llevar a todos los Salesianos de acá y consiguió hacer lo que él quería… El hecho de sacar las fotocopias sucedió próximamente en el tiempo después de que desapareció Ricardo Harex”, acotó.

“…El cura tenía contactos con las altas esferas a todo nivel, esto lo sabía tanto por comentarios como por darme cuenta, que él tenía muchas influencias en Carabineros y en la Policía de Investigaciones”, señaló y relató que, al parecer, Rojas quería estar al tanto de todo para poder tener poder y que comprendió que el padre tenía algo que ver en el caso cuando se fue del colegio porque, un día cualquiera, tomó un transfer, se fue al aeropuerto y salió de Punta Arenas sin despedirse de nadie. 

Merodeaba a los alumnos y acusaciones de abusos sexuales

Otros antecedentes que se aportan son declaraciones de testigos que dan cuenta de que Rimsky Rojas recogía alumnos en las noches los fines de semana que concurrían a alguna discoteque o invitaba a alojar a las dependencias de la comunidad salesiana a los estudiantes.

Se menciona a alumnos que se prestaban para ello y alude a situaciones límites en que incurría el sacerdote con algunos jóvenes. 

Se remarca la percepción respecto que el sacerdote era una persona clasista, preocupada de establecer lazos sociales con gente influyente, siempre buscando amistad con altos oficiales de las Fuerzas Armadas y de Orden.

Dentro de las declaraciones sobre abusos sexuales, está la de Marcelo Vargas Martínez, quien interpuso en octubre de 2010 una denuncia en su contra por abusos deshonestos: “Recuerdo que el día 3 de enero de 1986 me encontraba de cumpleaños, Rimsky Rojas llegó a mi casa y me invitó al colegio ya que me iba entregar un regalo, al llegar al establecimiento me llevó hasta una oficina donde me dio una polera de marca, seguidamente me abrazó y me dio un beso en la boca, ósculo que era claramente de carácter sexual… A los días siguientes Rimsky Rojas continuó con sus asedios y abusos hacia a mí los cuales iban en aumento, intensificándose…”. 

Por éste y otros testimonios, la ministra establece que “se encuentra suficientemente justificada la existencia de una conducta abusiva en relación con jóvenes alumnos por parte de Rimsky Rojas desde al menos 1994 y 1995, en conocimiento por parte de Leonardo Wenceslao Santibáñez Martínez, Provincial Salesiano entre los años 2008 y 2011, Vincenzo Soccorso di Bono, sacerdote de la Orden salesiana, Bernardo Miguel Bastres Florence, provincial salesiano entre los años 1995 y 2006, y obispo de la ciudad de Punta Arenas desde el 22 abril de 2006, Natale Vitali Forti, provincial salesiano entre los años 2006 a 2008 y consejero para región Americana y Cono Sur de los salesianos”.

Un informe del director salesiano Ricardo Ezzati y el psicólogo Pablo Marassi de 1980 hacen ver una crisis vocacional de discernimiento. La que se sintetizó: ‘… Nunca ha considera [sic] una vida laical, sino más bien se ha sentido como “un religioso puesto a prueba’

“Considero, de acuerdo a lo conversado con el interesado, que es difícil predecir el comportamiento definitivo relacionado con su participación en la vida comunitaria. Estimo que su comportamiento siempre tendrá características histriónicas y que, por lo tanto, siempre existirá la posibilidad que vuelva a aparecer… Es, ciertamente, líder, sabe manejar gente, pero en forma dominante…”, lo describe Ezzati.

La ministra expone los antecedentes que definieron a Rojas como una persona con síntomas neuróticos y síndrome ansioso depresivo producido por respuesta a las acusaciones de varios jóvenes sobre abusos cometidos por él cuando eran alumnos y menores de edad.

Se estableció que Rimsky Rojas tenía trastorno de la personalidad y parafilia tipo pedofilia, reconociendo deseo sexual hacia varones menores de edad.

Se puntualizan las declaraciones del instructor Vicento Soccorso di Bono con fecha de mayo de 2011 sobre testimonios de víctimas y sacerdotes salesianos, entre ellos Bernardo Bastres. En la investigación abierta contra Rojas, afirma: “En noviembre de 2010 el padre Rimsky reconoce en mi presencia que la denuncia de abusos sexuales… respondía a la verdad”. 

Rimsky “descompensado”

Ricardo Harex fue visto la madrugada del 20 de octubre de 2001 en la estación de servicio Esso Market, donde saludó al dependiente Richard Maldonado Navarro, quien lo percibió bastante ebrio, solicitó una promoción a Jessica Alejandra Vidal Rehbein consistente en un completo con una bebida. Dichos dependientes no lo vieron retirarse del lugar. 

El día domingo 21 de octubre de 2001 cuando Maldonado llega a su turno un compañero le dice: “Oye Richard, quedó la cagada acá, en el día llegó el cura Rimsky descompensado (alterado), abrió la puerta del local y me señaló que quería ver el registro de las cámaras de seguridad, por lo que tomé contacto con el administrador el cual llegó al poco rato, teniendo una conversación a puertas cerradas en su oficina, retirándose Rimsky del local luego de un buen rato, y el administrador también se fue sin hacerme ningún tipo de comentarios”.

En tanto, la versión de Mario Rojas Rivera, encargado del local Tiger Market, es que Rojas quería saber si existían cámaras de seguridad, éste le dijo que sí, pero que estaban al parecer desconectadas. 

“El insistió en verlas corroborando que éstas no funcionaban. Estuvo en mi local alrededor de unos quince minutos tratando de ver si podía rescatar grabaciones, pero no pudieron rescatar nada”, añadió. 

“El amor que él sentía por mí”

Impactante resulta la declaración de Alejandra Godoy Droguett, del 31 de octubre de 2001, quien quiso relatar que Rojas la llamó a su oficina y que le dijo su hipótesis sobre qué le había pasado al estudiante: “Creo que Ricardo se mató porque no pudo soportar que tú no lo correspondieras en el amor que él sentía por mí.