Cuando una gestión pública se abre paso a golpe de decretos y facturas, sin ton ni son, la alcaldesa de Torres del Paine termina por destapar una auténtica Caja de Pandora donde brotan despilfarro, negligencias y privilegios.
El Informe Final Nº 792/2024 de la Contraloría Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena no es un simple apercibimiento: es el acta de defunción de cualquier vestigio de transparencia en la comuna.

1. La Alcaldesa sin horario ni registro
Resulta insólito: doña Anahí Cárdenas Rodríguez, máxima autoridad edilicia, no ha dejado rastro alguno de su jornada laboral entre enero y diciembre de 2024. Su propio Secretario Municipal confiesa que “no registra su asistencia al municipio… desde enero del presente año a la fecha”. ¿Puede alguien exigir disciplina a los funcionarios, si la jefa no aparece en ningún libro de control?
2. Fiestas privadas con fondos públicos
La Contraloría impuso reparos por $5 millones (Día de la Familia) y $7,5 millones (Día del Trabajador), dos banquetes organizados a cargo de Ángela Estrella Gómez Gallardo, sin marcos legales claros y con convocatorias a un puñado de invitados. Mientras en el informe se pide priorizar urgencias como la entrega de canastas familiares o la reapertura de la farmacia comunal, la alcaldesa prefiere cruzar copas pagadas por el erario.
3. Vehículos oficiales de sábado a domingo
Son nueve salidas sin autorización de patrullas municipales en fines de semana, cruzando la carretera como si pesaran cero en el presupuesto. El Decreto Ley 799/1974 lo prohíbe explícitamente: el uso de móviles estatales en días inhábiles solo procede para “cometidos funcionales impostergables” y con decreto escrito. Ni rastro de eso en Torres del Paine.
4. Consumo de bencina fuera de control
El tanque asignado a la alcaldesa descargó 502 litros en mayo y 347 litros en julio, superando por mucho el tope de 300 litros mensuales que fija el Decreto Ley 786/1974. Un festín de gasolina que debería poner en guardia al Ministerio de Hacienda antes de que llegue la cuenta final.
5. Contrataciones a honorarios: personal camuflado
Cuatro profesionales trabajan de planta en obras, turismo, licitaciones y cultura… pero figuran contablemente como “servicios no personales” bajo el subtítulo 22 en lugar del subtítulo 21 “gastos en personal”. Así, la Municipalidad esconde nóminas indefinidas tras licitaciones cuyo único objetivo parece burlar la Ley 18.883 y la jurisprudencia de la Contraloría.
¿Hasta cuándo la impunidad municipal?
Solo en dos casos —registro horario y redes sociales— la gestión pudo demostrar ciertas correcciones futuras. En los demás, proclama nuevos decretos que solo sellan daños ya irreversibles. El Concejo Municipal y la ciudadanía deben exigir respuestas contundentes: si la máxima fundadora de esta Caja de Pandora no rectifica de inmediato, la única salida digna es su relevo.
Porque en democracia el poder reside en la gente, no en las facturas ni en la grasa de un motor que consume a manos llenas. Y en Torres del Paine urge cerrar esa maldita Caja de Pandora antes de que se trague el último vestigio de confianza pública.































